El presidente Joe Biden ofrecerá este martes 1 de marzo su primer Discurso del Estado de la Unión (SOTU, por sus siglas en inglés) en uno de los momentos más complejos de su joven presidencia, con dos crisis globales en desarrollo y una coyuntura económica de señales mixtas que, en el balance, termina perjudicando a la Casa Blanca.
Discurso del Estado de la Unión de Joe Biden 2022: los temas que tocará el presidente
La invasión de Rusia en Ucrania, coronavirus e inflación se espera que sean tres de los temas álgidos de los que hablará el presidente Biden cuando este martes ofrezca su primer mensaje anual al Congreso. Sigue aquí nuestra cobertura en vivo aquí.

A Biden le tocará hablarle a la sesión conjunta del Congreso mientras Rusia invade Ucrania, en el peor ataque de un país a otro desde la Segunda Guerra Mundial, y mientras las fuerzas ucranianas luchan por mantener el control. Así te estamos contando el conflicto.
La crisis de seguridad sorprende a Biden mientras todavía tiene que lidiar con la persistente pandemia del coronavirus, pese a que al principio de su gobierno ofreció “librar” al país de ese problema con la vacunación.
Aunque EEUU ha estado creciendo sostenidamente en el último año y el desempleo ha bajado de los máximos históricos que alcanzó cuando se paralizó la economía nacional y mundial, la recuperación ha ido aparejada a una escalada de la inflación y problemas de suministro, por la ruptura que significó en las líneas de producción.
La invasión rusa en Ucrania
Desde la semana pasada, Estados Unidos ha anunciado severas sanciones económicas contra Rusia por su invasión. Ha apuntado contra bancos y oligarcas y, junto con la Unión Europea, acordaron remover algunas instituciones rusas del sistema bancario SWIFT, donde se realizan las transacciones financieras con el mundo.
Antes de que recrudeciera el conflicto, Biden se había topado con críticas del 'halcones' del Congreso que consideraban que Estados Unidos había permitido que la situación tomara vuelo.
También con la inédita posición de un expresidente, en este caso Donald Trump, que alaba la “genialidad” de la movida de Putin. Por regla general, en las grandes crisis de seguridad global, el Ejecutivo suele contar con el apoyo de todos los factores políticos nacionales.
Mientras los ‘halcones’ cuestionan la acción o falta de ella de la Casa Blanca, Trump y algunos de sus simpatizantes parecieran favorecer al mandatario ruso, que es el rival de EEUU y de sus socios occidentales reunidos en la OTAN.
Inflación y economía
La inflación es el tema que más está golpeando la popularidad de Joe Biden. Mientras la propaganda de la Casa Blanca aprovecha los buenos números que viene arrojando la economía en el crecimiento del Producto Interno Bruto, la reducción del desempleo y hasta el aumento de los salarios, la inflación está erosionando cualquier avance tras la crisis de la pandemia.
Con el 7.5% de inflación anual registrado en febrero, el fenómeno alcanza niveles nunca visto en EEUU en los últimos 40 años. La inflación es un golpe que siente directamente el ciudadano a la hora de las compras más básicas y su efecto se hace más patente entre pobres y clases medias.
La inflación surge de una combinación de una economía, que, pese a la reactivación, no logra cumplir cabalmente con la demanda de una población con mayor poder adquisitivo (producto en algunos casos de la transferencia económica de los programas de rescate del coronavirus de los últimos dos años) y está fuera del alcance correctivo inmediato de la presidencia, que no dicta políticas monetarias.
El trabajo de mantener la inflación bajo control es responsabilidad de la Reserva Federal, la Fed, que es una agencia independiente del poder Ejecutivo, aunque su liderazgo lo propone el presidente. Las críticas a la Fed es que no ha sabido anticiparse al fenómeno y que en su confianza de que fuera algo pasajero en el ‘recalentamiento’ de la primera fase de la recuperación no haya aumentado las tasas de interés para desincentivar el consumo.
La crisis ruso-ucraniana amenaza con agudizar el problema por el efecto que está teniendo en los precios del petróleo, algo que termina reflejándose en la gasolina que usan los estadounidenses.
La persistencia de la pandemia del coronavirus
Otro de los aspectos mal valorados en las encuestas para Biden es la lucha contra el coronavirus. Según los sondeos, poco más de la mitad de los consultados desaprueba el manejo que ha hecho el demócrata del problema.
Se trata de un punto altamente politizado en el que demócratas y republicanos muestran respuestas diametralmente opuestas. Los mandatos de vacunación y otras medidas sanitarias han sido vistas en sectores conservadores como un exceso por parte del gobierno en la vida de los ciudadanos.
Para la semana pasada se habían registrado 930,000 muertos a causa del virus. A mediados de 2021 parecía que Biden había podido capear la tormenta y que la vacunación masiva que coincidió con el inicio de su gestión estaba dando frutos, se presentó la variante ómicron y devolvió algunas cosas a etapas que ya se habían superado.
Incluso antes de la irrupción de ómicron, los niveles de vacunación no habían llegado al punto que proyectaba la Casa Blanca. Según muchos expertos sanitarios, el virus persistió y mutó precisamente porque había personas vulnerables. Allí empezó el gobierno a llamarla la “pandemia de los no vacunados”, la mayoría de los cuales se identifican como conservadores.
El gobierno falló en su estrategia de convencer por las buenas y luego por la vía obligatoria. La Corte Suprema de Justicia anuló la directiva del ejecutivo para forzar a las grandes empresas a exigir a sus empleados que se vacunen.
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